El tiempo pasa sin detenerse, las circunstancias cambian como todo en esta vida, nada queda indiferente y esta realidad no es ajena a la pesca.
En este caso nos referimos a los hábitos alimenticios de los ciprínidos como son el Barbo y la Carpa. Su pesca antiguamente se basaba en buscarlos con granos de maíz, gusanos o lombrices principalmente. Pero poco a poco los pescadores obligamos o acostumbramos a estas especies a buscar nuevos alimentos. Un ejemplo muy claro es la aportación que hace el carpfishing con sus cebos por excelencia, los boilies, a los que estos ejemplares se han acostumbrado y los aceptan fácilmente como alimento.
Pero en este artículo vamos más allá, no nos referimos sólo a la forma o tipo de alimento, nos referimos al hábito que están desarrollando los ciprínidos en muchos de nuestros embalses de toda la Península. La aparición de Alburnos (Alburnus Alburnus) en algunas masas de agua, ha creado circunstancias nuevas y cambiantes, modificando hasta la forma de localizar los peces por parte del pescador. Prueba de ello es encontrar al Black-bass atacando en zonas muy lejanas a la orilla cuando antes no era tan frecuente.
Pues bien la presencia de este ejemplar, el Alburno, ha desarrollado en el Barbo y la Carpa un instinto predador que hace que ya no solo coman pequeños insectos, lombrices, etc. sino que en su dieta también se incluyan peces.
Ciprinidos a Spinning
Para el Barbo no es algo nuevo, ya que de siempre ha incluido peces en su alimentación, pero sí es novedosa la agresividad con la que realizan los ataques. Llegan a juntarse en bancos, como si de grandes depredadores se trataran, arrinconando a sus presas.
Pues justamente lo mismo ocurre con la Carpa. También persigue y captura a los Alburnos. Sí resulta más destacable esta circunstancia, pero ello es debido a la abundancia del pez pasto y la competencia que a su vez realiza éste ejemplar por el alimento natural de la Carpa.
Sumando estos factores, como son la rivalidad por el alimento (también son ciprínidos), la abundancia de ellos y la relativa facilidad con la que los pueden atacar, comprendemos que ya no es tan sorprendente ver como los ciprínidos se pueden convertir en auténticos predadores en aguas en las que la presencia del Alburno se ha consolidado.
En cuando a mi experiencia personal, no ha sido ni uno ni dos los ciprínidos capturados mientras me dedicaba a la pesca del Black-bass. He llegado a terminar jornadas de pesca en la que las capturas de basses habían sido escasas o nulas y, sin embargo, obtener un muy buen número de ciprínidos sin dedicar los lances precisamente a ellos.
Con esto no quiero decir que busquemos la pesca de Carpas con señuelos propios del Black-bass, que aunque es un hecho que cada vez es más frecuente, no es como para dedicarse plenamente a ello; en cambio, esto sí se podría hacer con el Barbo en determinados lugares.
Como bien empecé el artículo, el tiempo pasa, las circunstancias cambian y nosotros también debemos de hacerlo con la intención de mejorar nuestras sesiones de pesca y obtener el mayor disfrute posible de esta modalidad deportiva, siempre respetando las capturas y devolviéndolas a su medio.
